Del boceto a la obra

Jorgelina Galicer fue la única mujer escultora que llegó de Mar del Plata para participar en el Primer Simposio Nacional de Escultura, desarrollado en Santa Rosa del 31 de octubre al 7 de noviembre. Tiene más de 60 años y concibe su arte como una profesión, una vocación que no se cura nunca, donde conjuga el desarrollo de la obra de manera personal y su tarea como docente. Y si bien fue la única participante, Jorgelina contó que hay muchas mujeres escultoras, pues la escultura no es ninguna condición de género.

Su fascinación por la técnica del grabado la llevó a ingresar a la Escuela de Bellas Artes, inclinándose luego hacia la escultura. Antes de comenzar concibe la obra en su mente y luego trabaja con bocetos hasta llegar a la pieza ya terminada y en tamaño natural.

Para trabajar la madera -explicó- el escultor no puede estar lejos de lo que la tecnología le brinda, porque ayuda enormemente a la rapidez y buena terminación de la obra.

Al preguntarle sobre el material usado en este simposio, consideró al caldén como una madera semidura y muy maleable, con la que trabaja cómodamente. En cuanto a otros materiales, Jorgelina explica que los utiliza según lo requiera el momento, pero el que más le agrada es la madera.

Galicer ya ha participado en más de 70 eventos provinciales, nacionales e internacionales a cielo abierto; esto le agrada porque el estar en contacto con el público, dialogar con éste y hacerlo partícipe de su obra, es lo que da sentido a un taller de esta naturaleza.

Muchos adultos mayores llegan a esta edad y se sienten todavía en plenitud, en forma, vigentes, llenos de iniciativa y planes; tienen un lugar en la sociedad, se consideran capaces, útiles, dignos.

Jorgelina Galicer, escultora, demuestra que todo esto es posible y más, si uno se lo propone.

Marta Yurk


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